Como cuidar la piel de tu hijo

Como cuidar la piel de tu hijo

BEBÉS 28 Junio 2015

El buen cuidado de la piel del niño en los periodos iníciales de la vida es básico para evitar, con el tiempo, muchas alteraciones. La piel está recubierta por un manto ácido gracias al cual permanece siempre integra y se puede defender de las agresiones que pueda sufrir.

 

Gracias  a  la higiene de la piel, se consigue eliminar las secreciones cutáneas (sudor, sebo,… y así evitar el mal olor), eliminar la suciedad ambiental (manchas, polución…) y prevenir algunas infecciones.

 

Hay que mantener intactas las características de la piel, desaconsejando unas higiene demasiado enérgica, y el uso de productos de higiene y de limpieza inadecuados, que pueden irritar, eliminar las grasas naturales de la piel y favorecer las enfermedades cutáneas. En resumen, una excesiva frecuencia en los lavados no es garantía de salud.

 

Se debe evitar la pérdida de calor, abrigar al niño (no demasiado y con sentido común), bastará para ello. Evitar temperaturas extremas y ropas de fibras sintéticas. Se prefieren los tejidos de algodón y de hilo para las ropas en contacto con la piel.

 

El baño puede realizarse desde el primer día. Un baño corto y templado bastara para la higiene del bebé y para estrechar los lazos afectivos. Es muy conveniente el baño diario. Prepare agua templada y no lo alargue más de 10 a 15 minutos. Elija un jabón adecuado neutro, acompañado con aceite de baño, pués son los menos irritantes. Se puede lavar  el pelo a diario,  no es perjudicial. No utilice acondicionadores del cabello u otros productos cosméticos. Pueden irritar el cuero cabelludo del bebé. A partir del año es mucho más aconsejable la ducha diaria y que el niño puedan iniciar el reconocimiento de su cuerpo.

 

Tan importante como el enjabonado es un buen aclarado, eliminar los restos de jabón evitaran la alcalinización de la piel y la sequedad cutánea. 

 

La piel del recién nacido puede estar agrietada o descamarse en algunas zonas. No debe ser motivo de alarma una descamación fina en manos, pies, cuero cabelludo (costra láctea). Una crema hidratante con ingredientes naturales y un aceite vegetal solucionan el problema.

 

La zona del pañal es una zona conflictiva, con irritaciones frecuentes, en especial desde el nacimiento hasta que ya controla los esfínteres. Se recomiendan cambios frecuentes de pañal, para evitar el contacto prolongado en las heces con la piel. Se debe lavar con agua y jabón (el mismo del baño) y aplicar una crema barrera (bálsamo, pasta) en cada cambio y fundamentalmente por la noche.

 

Los polvos de talco deben evitarse, ya que se han documentado casos graves de aspiración hacia el aparato respiratorio.

 

Las uñas pueden ser cortadas desde los primeros días. No hay que apurar y siempre cortarlas rectas, especialmente las de los pies.

 

El pelo, es absolutamente falso, que al cortar o rapar el cabello este crezca más fuerte, por lo que no están justificadas las “podas radicales” a las que se someten tantos bebés.

 

A medida que van creciendo hay que enseñarles su autohigiene (lavado de manos, de dientes, genitales….). Los niños usan cada vez más nuevos cosméticos, viéndose casos de dermatitis de contacto debidos a ellos, por lo que parece razonable recomendar precaución en el uso de estos productos (cremas, lociones, pinturas de tatuajes….).

 

Si observa alguna alteración en la piel del bebé o del niño, picor, eczemas, ronchas, etc. no dude en consultar al dermatólogo, pues muchas enfermedades de la piel tienen su debut en esta edad y mejorarán con el tratamiento adecuado.

 

Hay niños que en la primera infancia, ya en la fase de lactante, muestran una piel denominada delicada o atópica que es una inflamación de la piel que se caracteriza inicialmente por piel seca, zonas eccematosas eritematosas y prurito intenso . El rascado constante lleva a un círculo vicioso de picor-rascado-erupción-picor.

 

Afecta al 60% de la población infantil.

El eczema se reagudiza en épocas de estrés, cuando la temperatura es extremadamente elevada o baja, cuando el niño sufre una infección bacteriana o cuando la piel se irrita por el contacto con tejidos (lana) o detergentes. En estos casos, tanto el tratamiento, como la higiene del bebé o niño debe de estar estrictamente vigilada por el dermatólogo, ya que entre el cuidado de los padres y el consejo del profesional, se llegan a obtener resultados rápidos, sin efectos secundarios, que permiten conservar el “confort cutáneo” de nuestros pequeños.

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